En España diez personas se suicidan al día, más de 3.000 al año. Y eso pasa desde hace 25 años con el silencio cómplice de la sociedad, pese a que tanto los expertos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) insisten en la necesidad de poner en marcha planes sanitarios que puedan prevenir estas muertes.

Unas muertes que se sitúan por encima de otras muchas como las que ocasionan los accidentes de tráfico y para cuya erradicación no se escatima en campañas, medios y formación. Como ejemplo, el gasto destinado a seguridad vial previsto para este año es de 766 millones, de los que 24 serán se dedicarán a actuaciones concretas con el objetivo de disminuir el número de víctimas.

Estos son los datos difundidos este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE): Las muertes por suicidio han aumentado un 3,1 % en 2017 hasta las 3.679, mientras que las de accidentes de tráfico lo han hecho un 2,8 % hasta las 1.943.

Y parte de los más de 10.000 fallecimientos que se producen al año por ahogamiento, precipitaciones y accidentes de tráfico pueden esconder un suicidio detrás, advierten desde hace años los expertos en salud mental.

De las personas que se quitaron la vida el pasado año en España 2.718 eran hombres y 1.603 mujeres y, en ambos casos, la mayoría tenía entre 15 y 39 años. Y mientras aumentan estas cifras los expertos insisten en que hay que hablar del suicido, que es necesario denunciarlo, hacerlo visible y desmitificarlo, pero las autoridades sanitarias no actúan.

En 2017 murieron en España 424.523 personas. El 96 % lo hizo por causas naturales (la mayoría de las enfermedades) y el resto falleció por causas externas de las que la más común es el suicidio. El mismo día de su toma de posesión el pasado septiembre, la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, se comprometió a continuar con el proyecto de su antecesora, Carmen Montón, de poner en marcha un Plan de prevención del suicidio que contemple una mayor atención a la salud mental e impulse la labor de los profesionales de Atención Primaria.

La Confederación Salud Mental España ha apoyado desde el primer momento esa iniciativa para abordar lo que a su juicio es “uno de los principales problemas de salud pública del país”. Inciden los expertos en que, en general, la conducta suicida se puede predecir, y por tanto también prevenir.

Y en que, para lograrlo, es imprescindible acabar con los mitos e ideas erróneas sobre el suicidio para facilitar la desestigmatización y culpabilización de la conducta suicida y facilitar que las personas con ideas suicidas pidan ayuda.

Para ello hace falta un abordaje transversal del suicidio y sensibilizar sobre su trascendencia, además de orientar a aquellas personas que puedan encontrarse en situaciones de riesgo, así como a sus familiares para puedan ayudarlas.

Los expertos también coinciden en que hablar de suicidios no provoca más muertes, sino que las previene. Niegan el efecto contagio e instan a los medios de comunicación a visibilizar el problema. Para aminorar las cifras de suicidios es imprescindible formar profesionales especializados en el trato de estos pacientes y crear una red de apoyo sanitaria.

Por ello, los expertos en salud mental reclaman desde hace años una decisión institucional similar a las adoptadas sobre los accidentes de tráfico o la violencia machista y recuerdan que su efectividad ya se ha constatado en países como Finlandia, Holanda o Irlanda.

Una eficacia que también han constatado en hospitales como el Sant Pau de Barcelona, el Universitario de Orense o en el 12 de Octubre de Madrid, que cuentan con dispositivos de seguimiento a potenciales suicidas o de prevención y tratamiento de la conducta suicida.

Más del 90 por ciento de los suicidios esconden detrás una enfermedad mental como la depresión, subrayan también los expertos, que insisten en que el denominador común de lo suicidas es que sufren tanto que prefieren morir a seguir viviendo.

Según la OMS el suicidio es el mayor problema de salud pública en Europa con una tasa de prevalencia de 12 suicidios por cada 100.000 personas. Y, sobre la posibilidad de prevenirlos, dice la OMS que con un protocolo sanitario se podrían controlar y evitar el fatal desenlace. Quizá sea hora de actuar.

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